Miles de fieles acompañaron al pontífice en su último viaje hacia la basílica de Santa María La Mayor
Roma, EFE).– En una jornada cargada de emoción y recogimiento, miles de personas salieron este sábado a las calles de Roma para dar el último adiós al papa Francisco, acompañando su cortejo fúnebre desde el Vaticano hasta la basílica de Santa María La Mayor, donde fue enterrado.
El pontífice argentino, fallecido a los 88 años, fue trasladado en un papamóvil que partió a las 12:30 p.m. (hora local) desde la Casa Santa Marta, su residencia pontificia durante más de una década, y recorrió algunos de los lugares más emblemáticos de la capital italiana.
Durante el trayecto de seis kilómetros, se vivieron escenas de intensa devoción. Según el Vaticano, más de 150,000 personas abarrotaron las aceras, coreando su nombre, lanzando flores y levantando teléfonos para inmortalizar el momento.
El cortejo pasó por sitios de profundo valor simbólico para Francisco, como la iglesia del Gesù —cuna de la Compañía de Jesús—, la Plaza de Venecia, los Foros Imperiales, y el Coliseo, donde solía presidir el Vía Crucis cada Viernes Santo.

Finalmente, al llegar a la basílica de Santa María La Mayor, el féretro fue recibido por personas pobres e inmigrantes, una imagen coherente con su pontificado, que puso siempre en el centro a los descartados y olvidados.
Dentro del templo, el ataúd fue llevado hasta la Capilla Paolina, donde reposó brevemente ante la Virgen ‘Salus Populi Romani’, una de las advocaciones marianas a las que el papa tenía más devoción. Allí, unos niños dejaron rosas blancas a modo de despedida.
La sepultura del pontífice se realizó de manera privada, pero el templo reabrirá este domingo para que los fieles puedan rendirle homenaje.
Horas antes, se había celebrado el funeral oficial en la plaza de San Pedro, al que asistieron unas 250,000 personas y delegaciones de 140 países y organizaciones internacionales, incluyendo jefes de Estado, líderes religiosos y representantes de comunidades de todo el mundo.
Con este acto solemne y popular, el mundo católico despide a un papa con el corazón abierto a todos, cuyo legado trascendió fronteras religiosas y culturales, dejando huellas imborrables en la historia del cristianismo contemporáneo.