Santo Domingo. El empresario Antonio Espaillat, propietario de la discoteca Jet Set —lugar donde fallecieron 232 personas mientras el cantante Rubby Pérez, quien también perdió la vida en el lugar, amenizaba una fiesta— ofreció hoy una entrevista exclusiva a la periodista Edith Febles, en la que se refirió al trágico hecho que también afectó a más de doscientas personas.
Edith Febles (EF): Señores, gracias por seguir con nosotros. Hoy tenemos una conversación que muchos dominicanos, dentro y fuera del país, esperan con atención. A raíz de la tragedia en el Jet Set, donde fallecieron 232 personas mientras el cantante Rubby Pérez amenizaba una fiesta, conversamos con el empresario Antonio Espaillat, propietario del lugar. Le agradecemos esta disposición en momentos tan difíciles.
Antonio Espaillat (AE): Muchas gracias, Edith, por darme la oportunidad de hablarle al país y aclarar todo lo que sea posible en este momento tan doloroso.
¿Dónde estaba usted cuando ocurrió la tragedia?
AE: Me encontraba en Las Vegas, participando en una feria de tecnología de radio y televisión llamada NAV. Recibí una llamada de mi hermana a las 10:30 p. m. (hora de Las Vegas), contándome que había una explosión y que el techo se desplomó. Ella estaba atrapada bajo los escombros.
¿Tenía usted idea de la magnitud del evento?
AE: No. Solo sabía que algo grave había ocurrido. Me invadió la preocupación, y lo único que pensaba era en regresar cuanto antes para estar con los míos y ayudar.¡
¿Qué hizo al llegar al país?
AE: Fui directamente a mi oficina, donde me esperaban mi familia y amigos. Me recomendaron no ir al lugar del hecho por motivos de seguridad, ya que los ánimos estaban muy tensos.
¿Sabe usted qué fue lo que provocó el desplome del techo?
AE: El primero que quiere saberlo soy yo. Nunca imaginamos algo así. Todos los lunes yo estaba ahí, sentado en mi silla, con mi gente. Era parte de nuestra vida.
¿Pudo haberse evitado esta tragedia?
AE: Si hubiera podido, lo habría evitado. Mi hermana y mi madre estaban ahí. Nunca recibimos una advertencia ni sospechamos que algo tan grave pudiera pasar.
Se ha hablado de problemas previos con el techo. ¿Qué nos puede decir?
AE: Desde que fundamos Jet Set hace 30 años, los plafones de yeso del techo caían ocasionalmente. Era común que se dañaran por acumulación de agua de los aires acondicionados, no por filtraciones estructurales. El mismo día del evento cambiamos plafones.
¿Alguna vez un ingeniero evaluó la estructura del edificio?
AE: No. Nunca hicimos una evaluación estructural formal. Nadie del Estado tampoco inspeccionó en ese sentido. Lo más que se revisaba eran temas de basura o permisos municipales.
¿Qué siente usted hoy?
AE: Un dolor inmenso. No tengo vida desde ese día. El Jet Set era todo para nosotros. Hablo con las familias afectadas, trato de apoyarlas. Estoy aquí para dar la cara y ayudar en lo que pueda.
¿Cuántos empleados estaban presentes esa noche?
AE: Unos 23. Seis fallecieron, algunos eran empleados formales y otros contratados solo por esa noche.
¿Ha hablado con las familias?
AE: Sí, con las seis familias de empleados y con tres familias de víctimas. Una madre con dos niñas huérfanas me pidió ayuda con la escuela, y estoy buscando cómo apoyarlas.
Sobre el techo, ¿había peso excesivo?
AE: Encima había seis unidades de aire acondicionado y tres tinacos. Los aires estaban dentro de casetas de alucín para protegerlos del salitre. Todo fue instalado por profesionales desde hace más de 20 años.
¿Alguna remodelación afectó la estructura?
AE: No. Lo único que hicimos al transformar el cine en discoteca fue nivelar el piso. Jamás modificamos el techo.
¿Cuántas salidas de emergencia tenía el Jet Set?
AE: Cinco. Todas estaban habilitadas y en uso la noche del suceso. La gente salió por ellas.
¿Cómo es su relación con los vecinos?
AE: Tuvimos problemas por el ruido. Hicimos todo lo que pidieron: aislamos el cuarto de plantas, reforzamos puertas, cambiamos la planta eléctrica. Todo lo que nos exigió la fiscalía lo cumplimos.
¿Qué mensaje quiere dejar a las víctimas?
AE: Mi familia y yo sentimos un dolor profundo. Esto nunca debió pasar. Les pido perdón, y quiero decirles que no están solos. Estoy aquí, y voy a enfrentar lo que venga, con responsabilidad y compromiso.