27.8 C
Santo Domingo
domingo, mayo 18, 2025
InicioOpiniónAdiós, su Santidad, papa Francisco

Adiós, su Santidad, papa Francisco

Fecha:

Mas noticias

Por Carlos Gómez
Senador de la República por la provincia Espaillat

Santo Domingo. Hoy el mundo cristiano —y más allá de sus fronteras— llora la partida de su líder espiritual, el papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano, quien no solo renovó la Iglesia con su humildad radical, sino que ensanchó las fronteras del cristianismo, llevando el mensaje evangelizador a todos los rincones del planeta. Su fallecimiento nos deja un vacío profundo, pero también un camino iluminado por la misericordia, la inclusión y la audacia de creer en un Dios cercano.

Como senador y cristiano, tuve el privilegio de encontrarme con él durante una visita al Vaticano. Recuerdo vívidamente su sonrisa cálida, su mirada serena y la sencillez con la que, entre risas, accedió a tomarse una selfi que hoy atesoro. Aún conservo la sensación de haber estado frente a un hombre santo. Esa imagen, que compartí en redes sociales, simboliza su esencia: un líder que derribó muros de protocolo para mostrarse accesible, un pastor que prefería el diálogo a los discursos.
“Ustedes son mis amigos”, nos dijo. En ese instante comprendí por qué millones lo sentían tan cercano.

Francisco no fue un pontífice convencional. Desde su elección en 2013, rompió esquemas: rechazó los lujos del Vaticano, eligió vivir en la Casa Santa Marta en lugar del palacio apostólico, vistió zapatos sencillos y usó un crucifijo de hierro. Hizo de la humildad un acto político y espiritual. Su frase “¡Cómo desearía una Iglesia pobre y para los pobres!” definió un papado distinto, revolucionario, centrado en la justicia social, la inclusión y el cuidado del medioambiente.

Pero su revolución no fue solo simbólica. En cada Semana Santa, mientras muchos líderes se encerraban en burbujas de poder, él lavaba los pies a refugiados, presos y mujeres musulmanas, recordando que el servicio es la mayor jerarquía. En su última misa, celebrada días antes de su partida, sus palabras quedaron como un testamento:
“No teman abrir las puertas a Cristo, pero, sobre todo, no teman abrir las puertas a los que Él ama: los olvidados”.

Francisco comprendió que el Evangelio también debía navegar las aguas digitales. Por eso soltó las amarras de la barca católica y empezó a hacer nuevos discípulos a través de la tecnología. Fue el primer papa en tuitear, en publicar en Instagram como @franciscus, y en utilizar inteligencia artificial para traducir sus mensajes a lenguas indígenas. Durante la pandemia, sus audiencias virtuales reunieron a millones. “La red puede ser un lugar de encuentro, no de odio”, dijo, y convirtió hashtags como #RecemosJuntos en herramientas de comunión global.

Mientras el mundo llora, las redes se inundan de imágenes: sus abrazos a niños, sus visitas a favelas, sus gestos de reconciliación. Latinoamérica lo reclama como propio: el hijo de inmigrantes italianos nacido en Buenos Aires que llevó el acento del sur al corazón de la Cristiandad.

Adiós, Su Santidad, entre lágrimas y esperanza, el mundo te despide.

Hoy, mientras los cielos lo reciben —como escribió el poeta—, “el último invitado de Cristo a su reino”, su legado perdura. Nos deja una Iglesia más audaz, más tierna, que camina entre drones y algoritmos, buscando las ovejas a salvar en todo el universo.

Descansa en paz, Santo Padre.

Ultimas noticias

Deja un comentario