Nueva York, (EFE) – A menos de un mes de las elecciones, una de las más reñidas en la historia de EE.UU., la candidata demócrata a la presidencia, Kamala Harris, ha agotado una agenda de entrevistas con medios no tradicionales para acercarse a electores que aún no la conocen del todo, incluidos los latinos.
Harris ha respondido a las críticas sobre su falta de entrevistas mediante una intensa maratón de apariciones. Participó en el pódcast ‘Call Her Daddy’, los ‘late shows’ de Stephen Colbert y Howard Stern, el programa matinal ‘The View’, y sostuvo un encuentro con votantes latinos en Univisión. Además, se sometió a preguntas en un formato más tradicional con el programa ‘60 Minutes’, donde se destacó que el candidato republicano, el expresidente Donald Trump, rechazó participar.
La vicepresidenta se encuentra inmersa en una campaña electoral no planificada, pasando de apoyar las propuestas de reelección del presidente Joe Biden a convertirse en protagonista de una reñida contienda, donde ha tenido que presentarse ante el electorado estadounidense.
En el popular pódcast ‘Call Her Daddy’, dirigido a la generación Z y a mujeres mileniales, Harris habló sobre su amor por los hijos de su marido, Doug, enfatizando que una familia «tiene muchas formas». También sorprendió a muchos en ‘60 Minutes’ al revelar que posee un arma y que ha practicado tiro, un posible guiño a votantes más conservadores que no apoyan a Trump.
A pesar de su esfuerzo por conectarse con los votantes, algunos críticos han señalado que el «media blitz» de Harris es una «oportunidad perdida». El columnista Alexander Nazaryan, en MSNBC, y Alex Shephard, en New Republic, subrayaron las dificultades de Harris para definirse en el contexto de una campaña que ha cambiado rápidamente, mientras que Michael Bender, en el New York Times, lamentó que la vicepresidenta a menudo reconoce preguntas incómodas sin responderlas de manera contundente.
Una de las críticas más notables surgió durante su aparición en ‘The View’, donde no pudo responder con claridad a qué hubiera hecho diferente al presidente Biden. «No se me viene nada a la mente», contestó, para luego afirmar que habría nombrado un republicano en su gabinete. The Washington Post señaló que, aunque no es fácil para Harris distanciarse de Biden, es evidente que necesita hacerlo.
El diario ‘The Hill’ destacó su respuesta vacilante sobre cómo financiaría los créditos fiscales centrales en su plan económico y sus cambios de postura sobre temas importantes como la fractura hidráulica, crucial para atraer votos en Pensilvania. Harris atribuyó estos cambios a sus experiencias «viajando por nuestro país» como vicepresidenta, similar a la evolución de Trump sobre el aborto.
De acuerdo con The New York Times, los votantes no responden bien a las evasivas. Harris evitó responder si considera a Benjamin Netanyahu un aliado cercano, reformulando la pregunta en lugar de contestarla directamente. Sin embargo, David Axelrod, exestratega del presidente Barack Obama, elogió su desempeño, señalando que «la mayoría de los candidatos perfeccionan esas habilidades durante las campañas primarias», algo que Harris no pudo experimentar.
A pesar de las críticas, esta maratón de intervenciones ha permitido a Harris mostrarse ante decenas de millones de estadounidenses, muchos de ellos ajenos a la política diaria, justo antes de las elecciones. Sus apariciones contrastan con la estrategia mediática de Trump, quien la próxima semana tendrá un encuentro con votantes latinos en Univisión, pero generalmente elige entrevistas con personalidades afines y evita a aquellos que considera hostiles.