Lisboa (EFE) — El puerto de Lisboa custodia una joya artística de gran relevancia en Portugal: el mayor conjunto mural del siglo XX en el país, creado por el innovador vanguardista José Almada Negreiros (1893-1970). Estos murales, que adornan las estaciones marítimas de Rocha do Conde de Óbidos y Alcântara, están en proceso de restauración y se espera que sean accesibles al público en febrero de 2025.
Ubicados a la orilla del río Tajo, los murales fueron elaborados en la década de 1940 por encargo de la dictadura de António de Oliveira Salazar, como parte de un programa destinado a embellecer edificios públicos. Las estaciones marítimas, construidas en esa época, servían como puntos de entrada para numerosos pasajeros tras la Segunda Guerra Mundial, y se esperaba que las obras artísticas mejoraran la imagen del puerto.

No obstante, el trabajo de Almada Negreiros no cumplió del todo con las expectativas del régimen. Los murales en la estación de Alcântara, finalizados en un lapso de tres semanas, presentaban escenas de pobreza que no encajaban con la imagen glorificada que la dictadura deseaba proyectar. Entre las representaciones se incluyen imágenes de mujeres pobres y descalzas trabajando a orillas del Tajo, así como saltimbanquis pidiendo limosna en Rocha do Conde de Óbidos, una representación gráfica que el régimen consideraba subversiva.
Mariana Pinto dos Santos, investigadora del Instituto de Historia del Arte de la Universidad Nova de Lisboa, forma parte del equipo de restauración. Ella señala que, a pesar del descontento del régimen, las obras de Almada Negreiros ofrecían una visión única y crítica. En lugar de enaltecer a los héroes nacionales, el pintor incorporó elementos como migrantes y mujeres vendiendo pescado, retratados de manera monumental.
Estos murales estuvieron a punto de ser destruidos por sectores del régimen, pero se salvaron gracias a la intervención de personalidades influyentes que defendieron su valor artístico. Aunque las estaciones de pasajeros cerraron en los años 80, los murales han permanecido en su sitio, y la estación de Rocha se abre ocasionalmente para cruceros.
El año pasado, se firmó un protocolo entre el Puerto de Lisboa y el World Monuments Fund para restaurar estos murales y transformar los edificios en un centro cultural. Teresa Veiga de Macedo, directora ejecutiva del World Monuments Fund, destacó que la rehabilitación tiene como objetivo resaltar los murales y su impacto en la representación de la historia colonial portuguesa, contribuyendo así a la preservación de este significativo patrimonio artístico.
Con la restauración en progreso, los murales de Almada Negreiros están en camino de recuperar su esplendor y ofrecer una perspectiva renovada sobre el arte y la historia de Portugal.