Los Ángeles.- La cantante estadounidense Selena Gómez (Texas, 1990) protagoniza la nueva portada de Rolling Stone, revista a la que concedió una entrevista y afirmó haber pasado por hasta cuatro centros de terapia desde los 20 años y que, aunque nunca intentó acabar con su vida, contempló el suicido.
«Creo que, cuando llegué a los 20, empecé a sentir que no tenía el control de lo que sentía (…) Pensé que el mundo sería mejor si yo no estaba en él», reveló la estrella de la serie «Only Murders in the Building» («Solo Asesinatos en el Edificio», en español).
Gómez también confesó que sufrió para tratar de desprenderse de su imagen artística -vinculada a la industria Disney- y que además le angustiaba la idea de estar soltera a los 25 años.
«Crecí pensando que estaría casada a los 25. Me destrozó ver que no estaba ni cerca de eso. De hecho, no podía estar más lejos», concretó.
En esta línea, la artista se sinceró y achacó las causas de sus problemas de salud mental y de su infelicidad a que tampoco encajaba en «grupos impecables de chicas famosas», ya que su «única amiga en la industria» era y es la cantautora Taylor Swift.
«Pensaba: ¿Todas estas cosas materiales me hacen feliz? Realmente no me gustaba quién era porque ni yo misma sabía quién era», se extendió Gómez, quien después de 2018 fue diagnosticada con trastorno de bipolaridad.
Esto le supuso problemas añadidos porque, según contó al mencionado magacín, la convirtieron en dependiente de diversos fármacos y medicamentos.
«Tuve que desintoxicarme y tuve que aprender a recordar ciertas palabras porque incluso olvidaba dónde estaba. Me costó mucho trabajo aceptar que era bipolar y aprender a lidiar con ello porque eso no iba a desaparecer», reconoció.
La cantante texana estrena este viernes en Apple TV+ “Selena Gomez: My Mind & Me”, un documental en el que habla de estos vaivenes emocionales y de cómo el peso de los focos y su fulgurante éxito en redes sociales hicieron mella en su salud mental.
Que por la fama se paga un alto precio que no todo el mundo podría soportar es algo de sobra conocido, pero que una artista de la talla de Selena Gómez decida abrirse en canal y contar sus emociones más oscuras en un documental dedicado a su persona no es lo habitual.
Alek Keshishian, el cineasta que revolucionó el mundo de las celebridades al mostrar a Madonna en su vida cotidiana con la cinta «Truth or Dare» (1991), estrena este viernes en Apple TV+ «Selena Gomez: My Mind & Me», un nuevo filme en el que Gómez habla de sus vaivenes emocionales, y de cómo el peso de los focos y su fulgurante éxito en redes sociales hicieron mella en su salud mental.
«Hoy en día ves a las celebridades en su casa. Pero lo que hay en este documental es diferente, creo que ella se abre a un nivel emocional mucho más profundo. Hay escenas que nunca habría decidido poner en sus redes sociales», responde Keshishian en una entrevista con EFE.
El cineasta olvida por completo los éxitos de la exestrella infantil de Disney, que conquistó a su generación con «Wizards of Waverly Place», transicionó sin escándalos a una carrera musical adulta y llegó a ser la artista más seguida en Instagram, para presentarla como una persona en constante debate con aquello que le acompaña a todos lados: su mente.
Su primer encuentro se dio en 2016, cuando Gómez se encontraba en una intensa gira tras publicar el disco «Revival», que la confirmó como una de las referencias del pop internacional.
Aunque Keshishian ya advirtió de que su manera de grabar era «muy intrusiva», él mismo decidió dejar de filmar en el momento en el que la joven estrella, entonces de 23 años (ahora tiene 30), tuvo que anular su gira para acudir a un centro de salud mental.
«Me di cuenta de que no era el momento, estaba siendo muy intrusivo para todo lo que ella estaba pasando», recuerda.
Imágenes de conciertos, viajes, recibimientos de fans eufóricos y jornadas maratonianas de ensayos ocupan los primeros minutos del documental hasta que la sucesión de escenas, como la energía de Gómez, se derrumba.