Pekín.- Un hombre positivo a la covid-19 que visitó numerosos bares de Pekín durante dos días la semana pasada ha puesto en jaque la reapertura de la capital cuando ya se daba por superado el último rebrote, y deja de momento 115 contagios y más de 6.000 personas en cuarentena.
Los nuevos casos están repartidos por toda la ciudad, de 23 millones de habitantes, aunque 107 de ellos son personas que coincidieron con el «superpropagador» en un conocido bar del céntrico distrito de Chaoyang, entre clientes, camareros y contactos cercanos, según las autoridades locales.
El vicedirector del Centro de Prevención y Control de Enfermedades de Pekín, Liu Xiaofeng, dijo en una rueda de prensa que se espera que surjan más infecciones relacionadas con este caso y alertó del alto riesgo de que el virus vuelva a propagarse por la ciudad.
Hasta ahora han sido identificados y puestos en aislamiento 6.158 contactos cercanos y 901 contactos secundarios, mientras numerosas urbanizaciones de la capital han quedado confinadas por periodos que pueden llegar a las dos semanas mientras se reanudan los cribados masivos mediante pruebas PCR.
Lo ocurrido también ha puesto bajo la lupa a bares, restaurantes y otros establecimientos de ocio a los que las autoridades sanitarias acusan de no aplicar con rigurosidad los protocolos de acceso y rastreo por los que los clientes deben escanear su código de salud al acceder a un local.
Por ahora, los recién abiertos bares en el distrito de Chaoyang y en algunos aledaños han tenido que cerrar de nuevo sus puertas, aunque por ahora los restaurantes permanecen abiertos al público tras casi dos meses en que solo pudieron servir comida para llevar.
También se han visto afectados los planes de reapertura de las escuelas, que llevaban casi dos meses cerradas e iban a retomar de forma escalonada las clases presenciales en las próximas dos semanas, un retorno que ahora se pospone.
China, aferrada a una estricta política de «cero covid» que descarta convivir con el virus, lleva más de tres meses lidiando con rebrotes de la variante ómicron, con el caso más serio ilustrado por el confinamiento de la megalópolis de Shanghái (26 millones de habitantes) durante más de dos meses.
Además de incalculables pérdidas económicas, estas duras medidas han provocado también por primera vez muestras visibles de irritación y descontento en la población, que hasta ahora había apoyado mayoritariamente esta política gubernamental.
La Comisión Nacional de Sanidad de China cifra en 224.793 los contagios durante toda la pandemia y en 5.226 las muertes, aunque estas cifras no incluyen los miles de casos asintomáticos registrados en los últimos meses.